jueves, 28 de junio de 2012

¿Qué es la regulación emocional?

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La regulación emocional es el proceso que nos ayuda a iniciar, mantener o modular un estado afectivo con el objetivo de alcanzar una meta. Cuando nace, nuestro bebé depende totalmente de nosotros y no posee la capacidad innata de autorregularse. Como padres, a partir del cuidado y la atención, la contención adecuada y la capacidad de ayudarle a desarrollar su regulación, con el cuidado y la atención que le dediquemos.
¿Cómo podemos regular al bebé?
Puede que durante los 9 meses le hayáis cantado, o puesto alguna canción que os gustara. Puede que, durante los meses que ha estado en el útero, le hayáis hablado y besado. Seguro que son muchos los momentos que habéis compartido juntos. Estos momentos ya estaban regulando al bebé, ya que en los últimos meses de embarazo ya puede oír, distinguir sabores, puede oler y puede sentir. Por tanto tu bebé ya recibía los estímulos que le estabais enviando.
Los sentidos son los transmisores con los que el bebé ira adquiriendo conocimientosCuando nace, reconoce el olor de mamá. Es el olor que le ha acompañado durante 9 meses. Sus sentidos están preparados para ayudarle a relacionarse con el entorno. Son los sentidos los receptores que tiene el bebé para establecer un vínculo con vosotros. En concreto, el tacto es el sentido más sensible. Los masajes, caricias y demás declaraciones de contacto que realicéis con el peque serán su principal alimento afectivo durante los 6 primeros meses.
Los sentidos son por tanto los transmisores con los que el bebé ira adquiriendo conocimientos e integrando las capacidades que le enseñéis, y serán la clave que a lo largo de su vida, le ayudará a interpretar el mundo que le rodea, ser consciente de sí mismo, relacionarse con otros, explorar y aprender.
¿Cuál es el proceso de la Regulación?
Si queremos estar emocionalmente disponibles y preparados para regular de forma adecuada al peque, es importante que estemos en conexión con nuestras necesidades, siendo conscientes de nuestro estado emocional, estando regulados y sabiendo cómo calmarnos cuando estemos desregulados.
Nos puede ayudar a regularnos el tomar conciencia del espacio que ocupa en nosotros cada actividad u obligación que tenemos, qué emociones nos provoca y cuál es nuestra respuesta ante esa emoción. Por ejemplo: algo puede enfadarme mucho, pero yo decido qué hago con mi enfado. Puedo enfrentarme a la situación o puedo irme.
A través de los cuidados y de las interacciones las capacidades innatas del bebé se van desarrollandoDesde el momento en que tenéis en brazos a vuestro bebé comienza un periodo de acomodaciones mutuas que se realiza a través de los cuidados que le prodigáis. Es una etapa en la que os estáis conociendo y sus propias reacciones os irán guiando en este proceso. Si lo vemos en calma y satisfecho sabremos que lo estamos haciendo bien. Por el contrario, si llora o parece incómodo, nos está indicando que hay algo que debemos hacer para que se sienta mejor. A través de los cuidados y de las interacciones con mamá o el cuidador principal, las capacidades innatas del bebé (físicas y psíquicas) se van activando y desarrollando.
Cada bebé nace con una determinada genética y una serie de posibilidades para desarrollarse que son únicas. Su cuerpo está programado para desarrollarse de determinada manera pero no de forma automática y autónoma, solamente se desarrollará en respuesta a estímulos determinados. La forma en que os relacionéis con vuestro bebé irá condicionando la forma en que el peque se va a ir desarrollando. No hay una única forma, la que elijáis estará determinada por vuestra propia subjetividad. Lo más importante es que podáis ser auténticos y que estéis disponibles emocionalmente para el bebé, compartiendo el máximo tiempo posible, de manera que podáis percibir sus señales, darle el significado adecuado y regular sus estados.
Las etapas de la regulación
Al principio, la regulación se centrará en el cuerpo del bebé y sus funciones básicas: hambre, sed, excreción, grado de excitabilidad, ritmo de sueño y vigilia. A nivel fisiológico el bebé humano es todavía en cierto sentido bastante dependiente del cuerpo de la madre, por ejemplo para la alimentación.
Hasta los 2 meses, el bebé se regula mediante el contacto físico, a través del amamantamiento o el biberón. Podemos facilitar su regulación aprendiendo a identificar la forma en que más le gusta que le cojamos mientras le damos de comer, le acariciamos o le mecemos, por ejemplo. Hasta este momento, el nivel de hormonas de estrés del bebé es regulada de esta forma.
La madre transforma los sentimientos negativos en positivosHasta que el peque no aprende a utilizar el lenguaje, la mamá puede responder a las emociones del bebé poniendo palabras a la interpretación que hace y tambiénde forma no verbal, con sus expresiones faciales, su tono de voz y la manera de tocarlo y besarlo. De esta manera puede calmar a su bebé cuando está excitado y llora con intensidad, llevándole gradualmente mediante sus intervenciones hacia un estado de mayor tranquilidad. Así la madre regula los estados afectivos de su hijo en los que predominan los sentimientos negativos transformándolos en estados donde predominen sentimientos más positivos.
Ayudando a tu bebé a tranquilizarse le estarás enseñando a sentirse calmado y relajado. En la medida que experimente esta sensación de sosiego empezará paulatinamente a desarrollar estrategias para alcanzar esta sensación por sí mismo. En la medida en que vaya creciendo y llegue el momento en que se relacione con otros, podrá ayudar a otros a regularse, de la misma forma que nosotros lo hemos hecho con él.
Con esta base estaremos facilitando al peque el cuidado adecuado que le haga desarrollar una imagen adecuada de sí mismo, y una personalidad sana.

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