miércoles, 28 de enero de 2009

La buena suerte es una actitud

El español Alex Rovira, director de programas de educación ejecutiva de ESADE y co-autor del libro La buena suerte, habló sobre el tema que más conoce: la construcción de la buena suerte personal.

Entre los tópicos más destacados mencionados por este experto se encuentran los siguientes:

La construcción de la buena suerte es una construcción actitudinal.

Hay dos tipos de personas, las que quieren ser causa y las que quieren ser efecto.

La buena suerte es un lenguaje, una actitud.

La buena suerte depende de cómo se aprovecha un golpe de suerte. Todo depende de cómo se lo gestione.

Lo que creemos es lo que creamos. Todo cuanto nos rodea ha sido imaginado y creado por alguien.

La buena suerte no se encarna si no hacemos.

La actitud nos impulsa a crear algo.

Para gestionar la buena suerte y que juegue a favor de uno es necesario que se dominen los siguientes poderes:

1- Coraje: Es la conciencia mediante la cual uno se esfuerza y toma valor para concretar algo. Al miedo hay que convencerlo. El riesgo es la posibilidad de ganar, una oportunidad. La vida es una aventura o no es nada. El coraje es cambiar.

2- Responsabilidad: Soy parte del problema y parte de la solución. Hay que pensar conciente e inconcientemente cuál es la situación. Debemos ser optimistas, tener confianza en nosotros mismos, ser responsables de nuestra suerte.

3- Propósito: Es la voluntad y entrega para que un sueño se haga realidad. La buena suerte es un ejercicio de decencia. Victor Frankl dijo “cuando no podemos cambiar la situación a la que nos enfrentamos, el reto consiste en cambiarnos a nosotros mismos”.

4- Humildad: Buena o mala suerte… ¿Quién sabe? Esa es la humildad. Lo que nos puede parecer la mejor de las bendiciones puede ser un problema. Y lo que parece ser un problema puede ser algo positivo.

5- Confianza: Es muy difícil de construir pero fácil de romper. Vale la pena confiar en sí mismos para romper problemas y cruzar las barreras. Con confianza hay compromiso y responsabilidad. Aquellas empresas que tienen un alto nivel de confianza, triplican sus resultados. La confianza se aprende tanto como la resignación.

6- Amor: La buena suerte depende del amor. El amor moviliza a las personas que motivan a quienes los rodean. De él nace un coraje que permite desarrollar las capacidades de las personas. Hay que tener amor por uno mismo y por el prójimo.

7- Cooperación: Es la suma de todos los demás talentos. Es sumamente útil. La buena suerte es igual a la preparación multiplicada por la oportunidad.

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